domingo, 24 de septiembre de 2017

¿"Filosofía como medicina para el alma"?


Esta semana, escuché esta propuesta del filósofo Thibaut de Saint Maurice y me resonó mucho.

Esta afirmación no debiera extrañar, ya que hasta hace apenas 40 años, los estudios de Psicología, en España, dependían de las facultades de Filosofía y Letras, aunque actualmente son reconocidos como estudios pertenecientes al ámbito de la medicina y las ciencias de la salud.

Por otro lado, hace más de 2000 años, en los pilares de la medicina moderna, a través del pensamiento hipocrático, se defendía una visión global del cuerpo humano incluyendo los pensamientos, emociones y estados de ánimo. Ya, en ese momento se consideraba que una buena salud del alma residía en la tranquilidad y en tener una vida feliz. Más tarde, Epicuro planteaba que no había edad para asegurar la salud del alma, siendo algo que nos afectaba a todas las personas. Las enfermedades del alma, desde su punto de vista, serían los temores y esperanzas o deseos insatisfechos, y la filosofía, entendida como diálogo enriquecedor, una herramienta para su tratamiento.

Y estas propuestas no se alejan demasiado del trabajo psicológico de nuestros  días, donde combinamos técnicas de biofeedback y el entrenamiento entre sesiones con el diálogo terapéutico para poner luz a lo inconsciente y decidir con más libertad, conciencia y profundidad.

¿Podríamos prescindir entonces de la Psicología? En mi opinión, no, porque la psicología es una ciencia muy vasta que nos permite una aproximación individualizada a las personas y sus preocupaciones. Dado también que hay muchas escuelas filosóficas, no es fácil encontrar "la medicina filosófica" precisa para cada persona y su malestar en un momento específico de su vida.

Sin embargo, leer, explorar y razonar con calma y filosofía me parece muy útil; con las precisiones que Thibaut expone. Como todos los "medicamentos", la filosofía también tiene contraindicaciones si no se respeta su posología: demasiado razonamiento, demasiados puntos de vista y los efectos se podrían volver perjudiciales, pudiéndonos perder en discursos, multitud de perspectivas y olvidando a nuestro cuerpo y el resto de placeres de la vida.


Buen fin de semana !

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