Breve resumen sobre el Trastorno Bipolar, publicado en Infocop.
El trastorno bipolar, conocido anteriormente como “maníaco-depresivo”, es una enfermedad crónica y recurrente, marcada por cambios dramáticos en el estado de ánimo, la energía y los niveles de actividad, caracterizándose por la alternancia de episodios maníacos y depresivos separados por periodos de estado de ánimo normal.
Así lo define la APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) en un artículo publicado en su página Web, mediante el cual aborda este trastorno, sus síntomas y el tipo de intervención más eficaz.
Tal y como señala la Asociación, los primeros síntomas suelen surgir en la adolescencia tardía o principios de la edad adulta, si bien en algunos casos puede aparecer en la infancia.
A día de hoy, se desconoce la causa exacta de este trastorno, sin embargo, algunos estudios han mostrado la evidencia del peso que tienen los factores genéticos y ambientales como factores de riesgo para desarrollarlo.
La fase maníaca puede incluir los siguientes signos y síntomas:
Sensación de felicidad extrema, disminución del sueño, lenguaje y pensamientos acelerados, estado de ánimo agitado e irritable, exceso de confianza y falsas creencias en torno a sus capacidades, conductas imprudentes y de riesgo elevado (conducir temerariamente, jugar o gastar en exceso, tener prácticas de riesgo asociadas al VIH, etc.).
Entre los síntomas de un estado depresivo se pueden observar:
Tristeza o desánimo continuo, baja autoestima, pérdida de placer al realizar sus actividades favoritas y abandono de las mismas, dificultades para concentrarse o recordar algo, experimentar hábitos inusuales del sueño -dormir demasiado o dificultades para conciliarlo-, pensamientos de muerte o suicidio, etc.
El tratamiento del trastorno bipolar incluye, generalmente, una amplia variedad de estrategias orientadas a manejar la enfermedad a largo plazo. Según manifiesta la APA, si bien los medicamentos suelen ser una parte importante de la intervención, también lo es la Psicoterapia. A este respecto, pone de relieve un informe publicado por la Asociación Psicológica Canadiense (Canadian Psychological Association), consistente en una revisión de estudios relativos al tratamiento del trastorno bipolar, y que muestra cómo la Psicoterapia junto con la medicación, puede reducir significativamente las tasas de recidiva en estados maníacos y depresivos, mejorando, a su vez, el funcionamiento general y el bienestar.
En esta misma línea, el Instituto Nacional de Excelencia para la Salud y los Cuidados (National Institute for Health and Care Excellence, NICE) establece que las personas adultas con trastorno bipolar deben tener acceso a tratamiento psicológico adaptado específicamente para su condición y basado en manuales apoyados en la evidencia, así como a terapias psicológicas de “alta intensidad”, entre las que se incluye la terapia cognitivo-conductual, la terapia interpersonal o la terapia conductual de pareja.
En su artículo, la APA subraya el papel fundamental que juega aquí el psicólogo, ayudando a las personas con trastorno bipolar a reconocer y manejar los síntomas de la enfermedad, a cambiar los patrones negativos de pensamiento del pensamiento, a manejar las rutinas diarias, a mejorar las relaciones con familiares y amigos, enseñando a estos mismos estrategias para poder ayudar a la persona con trastorno bipolar, etc.