Sin ser catalogadas como urgencias psicológicas,
no es infrecuente que en las semanas previas a los periodos vacacionales o los
días festivos, se produzca un incremento de las solicitudes de consulta probablemente debidas a la previsión de un aumento del tiempo no-estructurado,
al incremento de contactos sociales o al contrario, por la ausencia de los
encuentros que se perciben como normativos.
Episodios etiquetados por los manuales
de diagnóstico (DSM-5 o el CIE-10) como depresivos, ansiógenos o mixtos, con
todas sus especificidades (Fobia social, crisis de pánico, trastorno obsesivo
compulsivo, anorexia nerviosa, bulimia nerviosa…) son los tres motivos más
frecuentes de petición de cita.
Los problemas de pareja o con las hijas e hijos también
pueden requerir un consejo psicológico especializado. Máxime tras la evaluación
escolar coincidente con el final del trimestre y con el deseo de comenzar un
nuevo año mejor.
Otra de las posibles
causas que motiva la petición de consulta es el incremento de síntomas del estrés que supone la acumulación de eventos vitales estresantes (AVE) en estas
fechas. Entre estos AVE se incluyen las mismas vacaciones o periodos navideños...
Los AVE forman parte de
una escala
elaborada en 1967 por Thomas Holmes y Richard Rahe para identificar 43 eventos
estresantes que se pueden dar en la mayor parte de las culturas y pueden causar
enfermedad. Aunque algunos estudios han criticado la vigencia de la Escala en
el siglo XX y su transculturalidad, persiste su utilidad para valorar el grado
de estrés al que se expone una persona en concreto y el grado de impacto psicológico percibido (“Condiciones
psicométricas de la Escala de Acontecimientos Vitales Estresantes, Londoño y
cols. En Actualidades en Psicología, 33 (126),
enero-junio 2019, 83-96).
Uno de estos AVE puede deberse a la pérdida de un familiar o persona cercana,
bien por accidentes o autolesiones. Según la revisión realizada por el doctor
Dominique Savary en la Revista Medscape,
el periodo de fin de año se asocia con un incremento de la mortalidad de los
pacientes principalmente los que tienen padecimiento cardiovascular y, en
especial los pacientes con enfermedades coronarias. En estos casos, está
demostrado que la utilización de los servicios de un psicólogo o psicóloga
especializado en emergencias psicológicas
mejora la atención inmediata durante la urgencia, puede prevenir complicaciones
posteriores y favorece una detección precoz de posibles factores de
vulnerabilidad en el futuro de las personas cercanas al fallecimiento
imprevisto.
Por último, es importante señalar
que tanto la abstinencia como el consumo excesivo de alcohol u otras
sustancias (ansiolíticos, cocaína, anfetaminas, cafeína, anticolinérgicos,
alucinógenos, hormonas esteroideas o los simpaticomiméticos), incrementan igualmente las urgencias médicas y
psicológicas.
Por mi parte, colaboro desde 2014
con el Servicio de Asistencia y Apoyo Psicológico de PsyFrance en la atención psicológica urgente
de personas en riesgo psicosocial y en el acompañamiento de eventos vitales
estresantes para dar respuesta a estas eventualidades.
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